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lunes, enero 25, 2010

El plan de Lagos para salvar a la Concertación

Tres días antes de las elecciones, el 14 de enero, el ex Presidente Lagos ya tenía decidido que haría un discurso tras conocer el resultado de los comicios. Pero el domingo pasado, poco después de conocer la derrota de Eduardo Frei, fue el jefe de Comunicaciones del comando, Juan Carvajal, hombre de confianza de la Presidenta, quien le solicitó que hablara en el hotel San Francisco. La idea era que lo hiciera junto a Patricio Aylwin (lo que no ocurrió), con el objetivo de no dejar solo al candidato y conducir la sensación de derrota concertacionista.

"Hoy nos vamos con la frente en alto, escuchando lo que nos han dicho los chilenos", dijo Lagos, en un discurso que fue transmitido en directo por la TV. La Jefa de Estado, a esa hora, miraba la televisión junto a ministros y asesores. No sabía que Lagos iba a hablar y, sorprendida pero atenta, lo escuchó e hizo uno que otro comentario de aprobación. Al terminar la intervención, ordenó que alguien averiguara si otro personero concertacionista iba a hablar desde el hotel San Francisco. La idea era apurar lo antes posible su llamado telefónico al Presidente electo, Sebastián Piñera. "No quiero hacerlo esperar", señaló.

Ella, el Gobierno y todos los chilenos habían sido espectadores del primer gran paso del plan Lagos para recuperar la Concertación.

Pasará más tiempo en Chile

Tras las críticas de parte del oficialismo por el protagonismo que adquirió en el día de la derrota, Lagos estaba preocupado. Las versiones sobre el enojo de Bachelet, quien se habría molestado por su intento de liderar la oposición concertacionista, lo tuvieron inquieto toda la semana. Pero se tranquilizó cuando supo desde la Presidencia que el discurso había sido bien recibido por la Mandataria.

Desde su círculo íntimo se ocuparon de aclarar en privado que las intenciones no pasan por asumir un liderazgo con vista a 2014, que Lagos no busca posicionarse como candidato. Que, por ende, no intenta ocupar un espacio que probablemente deberá llenar la propia Bachelet con el fin de recuperar La Moneda. A lo que sí aspira es a trabajar por la renovación y unión de la Concertación: cumplir el rol "crucial" de ser una especie de Nelson Mandela de la nueva etapa.

La Concertación ha vivido la semana más dura desde que se conformó hace más de 20 años. La derrota ha llevado a los dirigentes concertacionistas al desorden absoluto. Nadie en el oficialismo sabe con certeza qué pasará desde el 11 de marzo, quiénes liderarán la oposición y encabezarán los partidos y qué forma tomará el conglomerado. En lo que hay consenso es que alguien debe ordenar la situación y los nombres de Aylwin, Frei... pero sobre todo los de Lagos y Bachelet se repiten en los discursos desanimados de los concertacionistas. Sin La Moneda como eje ordenador, una o varias personas deberán liderar el proceso.

El ex Presidente estima que en Chile durante los últimos años su imagen pública fue destruida y, con el objetivo de revertir esa situación que le duele, se siente llamado a la gran tarea de conducir esta etapa amarga. Esto no significa que vaya a asumir un papel de vocero y entrar en las peleas cotidianas, pero sí a transformarse en un pilar, una referencia. Es la razón por la que ha decidido permanecer en Chile largos periodos, a diferencia de lo que ocurrió en los últimos cuatro años.

Lagos, y en eso comparte el diagnóstico con la Presidenta, estima que el principal problema que llevó a la Concertación a la derrota son los partidos políticos que la componen. Al igual que la Jefa de Estado, tiene la certeza de que el deber de la centroizquierda es impulsar nuevos liderazgos y renovar la forma de hacer política en Chile. Con la Presidenta comparten su predilección hacia nombres como Carolina Tohá, Lagos Weber...

Pero eso pasa, sobre todo, por afirmar los pilares del conglomerado: consolidar la alianza con la DC y no ceder espacios al eje progresista que algunos sectores del PPD, el PR y ME-O intentan levantar sin los democratacristianos. De hecho, estima que, en el panorama actual, es urgente y necesario que emerja un fuerte liderazgo de la DC. Que sin la socialdemocracia y el centro unidos, un gobierno de Piñera puede ser sucedido por otra administración de derecha.

Cargos a Bachelet

La relación política entre Lagos y Bachelet es continua, aunque están lejos de ser amigos. De hecho, el ex asesor del gobierno laguista, Ernesto Ottone, es consejero político de ambos. Cordialidad aparte, el ex Presidente tiene profundas críticas hacia la forma en que la Jefa de Estado ha manejado desde La Moneda el desorden de la Concertación. No comprende cómo el Gobierno permitió que el oficialismo levantara dos listas para las últimas elecciones municipales (lo que para muchos es el inicio de la debacle), que no haya sabido administrar correctamente el liderazgo de Marco Enríquez-Ominami en el PS, que el Ejecutivo no se haya involucrado a fondo en la campaña de Frei sino hasta muy tarde.

De hecho, en el círculo íntimo de Lagos se recuerda que la sucesión fue una preocupación constante de la administración laguista. Fue una acción consciente y planificada del Gobierno, por ejemplo, realzar la figura de Piñera para trabar el triunfo de Lavín en vista a las elecciones de 2005. Que antes, cuando Bachelet estaba complicada como ministra de Salud, fue Lagos quien la trasladó a Defensa con el objetivo de no dañar las aspiraciones presidenciales. Que, en definitiva, La Moneda era la que debía pavimentar el camino mediante una responsable acción política para asegurar la reelección de la Concertación.

Pero Lagos sabe que si a Bachelet no la destruyen como piensa que lo destruyeron a él, ella debiera ser la próxima candidata. Es la razón por la que está dispuesto a trabajar duro y sembrarle el camino.

La Jefa de Estado también está consciente de su reponsabilidad histórica y, aunque dará el paso al costado si emergen nuevos liderazgos presidenciales, va a dar la pelea por conseguir otra vez La Moneda para la Concertación. En el círculo íntimo de la Mandataria, de hecho, adelantan que Michelle Bachelet cumplirá un rol trascendente en la recomposición de la Concertación. No será ahora, sino después de la renovación de la directiva de los partidos, proceso que culminará en mayo.

Pero el plan de Lagos tiene varios escollos. Uno de ellos es la resistencia de algunas cúpulas partidarias de aceptar su liderazgo, sobre todo de los sectores socialistas ligados a Camilo Escalona, con quien ha tenido una tensa relación, sobre todo después de que el socialista trabara su reelección. El segundo problema tiene que ver con el primero: Lagos sabe que el escalonismo pretende ampararse en la figura de Michelle Bachelet, para pasar el temporal de críticas y seguir subsistiendo en base a la misma forma de hacer política de los últimos años. Que intentará ser oposición ondeando la bandera bacheletista para 2014.

Es por eso que Lagos se imagina a Bachelet no como una candidata representante de tal y cual tribu, sino al servicio del gran proyecto concertacionista que pretende encabezar. La decisión de la Presidenta, de acuerdo con versiones de quienes han hablado con ella esta semana, será evitar cualquier intento de instrumentalización con su figura. Aunque provenga de Escalona, su amigo e incondicional.

El fuego cruzado entre las cúpulas concertacionistas
Pese a que el día después de las elecciones los partidos de la Concertación acordaron armar un frente común para neutralizar las críticas por la derrota, esta semana sus líderes se enfrentaron con duras declaraciones.

Juan Carlos Latorre,

presidente de la Democracia Cristiana

"La realidad de cada partido es distinta; tuvimos que enfrentar este proceso con varias candidaturas que tienen su origen en el propio PS, y eso genera una situación extremadamente difícil".

"Hubo propuestas de la Concertación que impidieron asociarse a una candidatura única, y cuando me refiero al PS es porque en ese partido surgieron las aspiraciones de Arrate, Navarro y ME-O".

Pepe Auth,

ex presidente del Partido Por la Democracia

"Mi impresión es que se terminó de escribir la derrota el día en que retrocedieron los presidentes del PS y la DC en su decisión de dejar sus cargos, facilitando la tardanza, mezquindad y narcisismo con que Marco Enríquez entregó su apoyo a Frei, confirmando de paso el juicio ciudadano que la Concertación es impermeable, que no le entran balas, que lo que importa son las consideraciones del poder propio antes que la del interés general".

Camilo Escalona,

presidente del Partido Socialista

En esta línea, apuntó a la responsabilidad de sus pares de la DC, PPD y PRSD en el cuestionado proceso de primarias a través del cual se eligió a Frei como abanderado único: "Se está haciendo un esfuerzo por demonizar mi responsabilidad personal. Quisiera decirles a quienes han dicho que yo no quería primarias, que ese es un hecho falso. Fui el presidente de partido que más empujó la idea de primarias".

"La responsabilidad de un dirigente político no es arrancar, sino que enfrentar las dificultades, no puede dejar a su gente abandonada en un momento difícil como era la segunda vuelta" (...) "Sé que hay personas que no entienden la vida de esta manera, entienden que soldado que arranca sirve para otra guerra".

Dardos llegan a La Moneda
Dos personeros cuestionaron el liderazgo de la Presidenta al interior de los partidos de la Concertación. El primero fue Fernando Meza, quien fue hasta el jueves el presidente del Partido Radical. El segundo, el diputado DC Jorge Burgos. Ambas declaraciones fueron muy mal evaluadas dentro del oficialismo, donde se consideró como un despropósito devaluar la figura de Bachelet, ya que es uno de los pocos liderazgos políticos que van quedando.

"Quien dirige el país es el jefe político del conglomerado y tiene que dirigirlo y mantener cierta autoridad. Faltó dirección política y mano un poquito más dura", dijo Meza.

Burgos, en tanto, dijo que "ella tiene un liderazgo que está fuera de discusión. Este problema tiene más que ver con una forma de gobernar, con ritos y costumbres que en la práctica provocaron que se desestimara el rol de los partidos".

Ambos desactivan el pacto del PRSD
El fallido pacto del Partido Radical con el PRI, la UDI y RN por la presidencia de la Cámara de Diputados y sus comisiones -que finalmente fue desecho por los propios radicales a las pocas horas- demostró cuán dispuestos a intervenir están la Presidenta Bachelet y Ricardo Lagos.

Bachelet se manifestó muy preocupada en su entorno cercano y se contactó directamente con algunos de los representantes radicales de su gobierno. Uno de ellos, el ministro de Justicia, Carlos Maldonado, rápidamente salió a cuestionar el acuerdo, asegurando que éste podía dar señales equívocas a la ciudadanía y debilitar a la Concertación.

Lagos, en tanto, estuvo siguiendo de cerca el conflicto, manifestando su preocupación por los costos que la maniobra radical podría traer para la unidad de la Concertación.

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